Digo que Siria es un estado fallido
y digo que creo en la resurrección de los escombros.
Digo que la guerra se libra ya en las esquinas
y digo que aún quedan dos cedros en Alepo.
Digo que Damasco se muere todos los atardeceres,
que hay una calle recta que tiene once mil años,
que las distancias se miden en estaciones,
y que los oasis son lagunas húmedas en la memoria.
Digo que la guerra es el estado fallido del hombre
y digo que volverá el sonsonete de las fuentes,
la muhanmara y los dulces de pistacho,
volverán las bodas y la miel y volverán los aranceles
de esa burocracia a trompicones que es la vida.