La casa de los juegos / A casa dos xogos

Traducción del libro inédito «A vida nas rúas». Neda 2020

La casa de los juegos

Dicen que nunca han cerrado las puertas y que el número veinticuatro sale solo una vez en días alternos. Sabíamos que fue inaugurada una tarde antes del armisticio sin que los obreros hubieran instalado la cubierta. Dicen que por los tejados de esa casa se cuelan los duendes de las probabilidades para engañar a las hadas y los tahúres. Los juegos tienen esa pedanía a las afueras de la desolación mientras un pífano hace conjeturas con las corcheas. Sabíamos todo eso, lo sabían los vecinos y las autoridades pero nadie tenía otra intención que averiguar si la entalpía había logrado saltar la banca. Hay en el escenario de semejante desocupación una atmósfera de alcantarillas, una alegoría de la frustración y la fatalidad que se incendia cuando se descuidan las ruletas. Dicen que hay ludópatas desatendidos ante la presbicia del infortunio y la perturbación, tahúres desaliñados frente a una baraja de naipes, antílopes cuyo júbilo se deshace ante la mirada del felino como cuando los croupiers apoyan sobre la mesa el mazo de cartas mientras fijan la mirada en un punto de fuga al final de la sala. Sabíamos todo eso, sabíamos que a media mañana cuando el fósforo blanco de los mandiles incendian los mercados y las ruletas, hay un murmullo de pescadoras porque saben que en cualquier momento una ola llenará las marismas de algas y de bígaros, que la sorpresa de la celebración correrá como la pólvora e incendiara las túnicas de los eclécticos y los vencidos. Regresarán a las puertas de esta casa aquellos cuya monotonía es imperturbable al impacto del sol y al rumor de las abejas. Dicen que nunca han cerrado las puertas, que las ventanas son sus ojos, como en la alegoría de los ciegos el lazarillo tramposo los guía hasta el ocaso y la decadencia. Dicen que ayer tampoco salió el número veinticuatro y que hoy un ciervo está pastando sobre el tapete de una mesa de black jack.

Traducción del libro inédito «A vida nas rúas». Neda 2020

A casa dos xogos

Din que nunca pecharon as portas e que o número vinte e catro sae só unha vez en días alternos. Sabiamos que foi inaugurada unha tarde antes do armisticio sen que os obreiros instalasen a cuberta. Din que polos tellados desa casa cóanse os trasgos das probabilidades para enganar ás fadas e os xogadores. Os xogos teñen esa pedanía nos arredores da desolación mentres un pífano fai conxecturas coas corcheas. Sabiamos todo iso, sabíano os veciños e as autoridades pero ninguén tiña outra intención que pescudar se a entalpía lograra saltar a banca. Hai no escenario de semellante desocupación unha atmosfera de sumidoiros, unha alegoría da frustración e a fatalidade que se incendia cando se descoidan as ruletas. Din que hai ludómanos desatendidos ante a presbicia do infortunio e a perturbación, xogadores desaliñados fronte a unha baralla de naipes, antílopes cuxo xúbilo se desfai ante a mirada do felino como cando os croupiers apoian sobre a mesa o mazo de cartas mentres fixan a mirada nun punto de fuga ao final da sala. Sabiamos todo iso, sabiamos que a media mañá cando o fósforo branco dos mandís incendian os mercados e as ruletas, hai un murmurio de pescadoras porque saben que en calquera momento unha onda encherá a marismas de algas e de caramuxos, que a sorpresa da celebración correrá como a pólvora e incendiase as túnicas dos eclécticos e os vencidos. Regresarán á portas desta casa aqueles cuxa monotonía é imperturbable ao impacto do sol e ao rumor de abellas. Din que nunca pecharon a portas, que as xanelas son os seus ollos, como na alegoría dos cegos o guieiro tramposo os guía ata o ocaso e a decadencia. Din que onte tampouco saíu o número vinte e catro e que hoxe un cervo sta pastando sobre o tapete dunha mesa de Black Jack.

Un comentario en “La casa de los juegos / A casa dos xogos

Deja un comentario